jueves, agosto 23, 2018

práctica de silencio

en un día nublado de finales de agosto, acostada en la alfombra observando la geometría del barrio, los techos humedos, la estufa encendida y un café en el escritorio. Disolviendo pensamientos derretidos de ayeres, mezcla de emociones como olas que revientan acá adentro, acá dentro no hay silencio, acá dentro los ruidos de recuerdos y ensoñaciones del futuro vibran fuerte, casi tanto que puedo escucharlas, comienzo la respiración, nariz nariz, inhalo bajo vientre, exhalo, nariz, los ojos abiertos siento el vacío, lo veo, el tiempo se detiene, como si ese pequeño espacio fuese infinito, maravillada cierro los ojos, los abro nuevamente, el tiempo sigue detenido, no, suspendido, comienza a transcurrir más lento, lento casi imperceptible, se apaga el ruido.

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