viernes, mayo 18, 2018

mi casa huele

mi casa huele a cualquier cosa, entre el humo del tabaco, las sábanas sucias y toallas húmedas, mi cuerpo en llamas cuando estas, llendo de la cocina a mi cama, galletas en mi velador, la vida se pone caotica en la nave. Cuando trato de hacer que se equilibre y despegue, siempre hay algo que la mantiene aun en tierra, no quiere partir. se le hecha el motor y me demoro un kilo en reemplazarlo. Es que me acostumbré un poco a este mundo, a ver al rafa estacionando autos y que derrepente le baje la furia porque le dieron 100 pesos de nuevo. 100 miserables pesos, cuando van a la casa de su padre (la iglesia) a pegarse con una piedra en el pecho y se van y le dejan 100 pesos, qué hace él con 100 pesos!!! grita desesperado, y tiene razón, no hace nada con 100 pesos. O a mirar al gato gordo de mi vecina que se duerme patas arriba barriguita al sol el muy patudo! son secos los gatos. A juntarme a almorzar derrepente con el vecino y a no tener que regresar a la oficina, que riiiiccccoooo. porque no puede ser asi nomas la vida? que onda el dinero, me carcome la idea de no poder estar asi como ahora foreva and eva.
para qué escribir un libro si puedo tirarme un par de lineas y la cosa se me va igual. donde la cosa es la pena, la locura temporal, el insomnio, la falta de sentido, y tantas mas.
Me pensaba niña, me recuerdo sentada en un tronco seco de un árbol caído, que también puede haber sido un pilar de cemento de los que botó el terremoto y quedaron ahí, pero elijo el árbol.
Me recuerdo mirando el sol,
sintiendo el viento tibio,
dibujando en la tierra
y pensando en mi familia. Me recuerdo queriendo descifrar un misterio, porqué somos sólo mujeres? donde estan los padres? porqué no están? tiene que haber un motivo, pensaba.
No sé, si fueron 10 minutos, segundos o unas horas, pero la respuesta llegó a mí con el viento, con las plantas de mi abuela, con la tierra bajo mis pies
Era herencia,
De alguna extraña forma no se cómo, mi pequeña persona tenia conciencia de que hay cosas que nos trascienden y que esa trascendencia significaba que la experiencia de mi abuela, de mi madre y mi tía habría de ser la mía. y lo acepté. Sin dolor, sin pena, lo acepté. como un destino, sin saber lo que destino ni herencia ni trascendencia significaban. 

lunes, mayo 14, 2018

luego tu olor

desde donde sea que te mire encuentro algo para amar, si te sientas y me hablas logro ver tus pestañas largas; si me siento a escucharte tus labios me estan invitando; si acepto y siento tu humedad luego se cuela tu cuello y respiro tus rulos, si estoy lejos tus brazos me acercan a tu espacio, luego tu calor, luego tu olor