martes, septiembre 21, 2010

política II

Se que la opinión de una no importa a muchos, y que la opinión de muchos no importa a unos, pero me permito de todo por estos lares, porque esta es mi república, y aquí, soy libre de opinar sin que me pidan el carnet de identidad, al menos eso espero. Y para los infiltrados, que se pudran.


A Sebastián Piñera y a la mitad de gente sin criterio que lo eligió:
Podemos esperar que les importe que unos pocos mueran de hambre? claro que no, ¿siquiera les importaría que los matasen a metralleta limpia?  Incluso se averguenzan seguramente de que su Presidente tan de derecha no lo haya hecho ya.
Mientras pienso en lo que escribo me siento ingenua, por completo inocente por caer en el juego, pero prefiero ser ingenua que indiferente. 
Quedaremos pobres, todos, incluso los que se creen salvos por tener oro, y la tierra que los pueblos pelean para ellos, será quizá lo único que quede para este país si lo consiguen. Y la lucha que libran ahora, será de seguro en el futuro razón de verguenza, y arrepentimiento. Y la historia se preguntará ¿cómo una sociedad entera no fue capaz de darse cuenta? e intentará explicarse las razones, buscara pistas entre los libros y registros, y encontrarán la imagen de don francisco, de kenita, de piñera, y no comprenderán nada. Tendrán que decir que esta época, fue como una segunda edad media donde la luminosidad de lo nuevo y tecnológico y de la "gloalización", no nos dejó ver nada.

1 comentario:

Juan Carlos Capanegra dijo...

Hola Naty...

Sí, es cierto, es aplicable al menos en muchos países de esta herida llamada America: como que quieren darle para atrás a la historia. La edad media pero con internet y televisión de plasma... cómo que el capitalismo se la creyó que era el fin de la historia y hay que regresarse.. y creo que en éstos momentos se sienten bien estacionados en la edad media...

Ójala que un día pueda visitar Chile y ójala que te pudiera conocer en persona... habran muchas horas de café para intercambiar y sentir el ir y venir de la palabra, un recurso del que por ahora no nos pueden despojar. No en nuestros blogs por lo menos.

Saludos desde el Otro México...

Juan Carlos Capanegra